sábado, 25 diciembre 2010. Mi madre y yo dormimos en una cama de matrimonio. La despierto. Me parece que no peso, le digo. Salgo de la cama, salto a cámara lenta hasta tocar el techo. Ven a saltar conmigo, le digo.
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Estamos en un bar colgado de un monte. Es de madera y parece que vaya a caer sobre un pantano enorme. Está pintado de colores chillones, como "El Bartolo" de San Fernando. Para mirar el pantano tengo que agarrarme a uno de los postes amarillos para no caer. Mientras miro al vacío, pienso si Chivite sabrá que existe ese sitio. Los amigos del trabajo de Alberto vuelven de jugar un partido. Dicen que nos lo hemos perdido y que ha sido lo mejor del año. Alberto llega envuelto de una toalla, me señala a la cabeza y se ríe. En la sombra que proyecto veo que llevo una toalla como turbante y sobre el turbante un ratón con el rabo muy largo.
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Estamos en un bar colgado de un monte. Es de madera y parece que vaya a caer sobre un pantano enorme. Está pintado de colores chillones, como "El Bartolo" de San Fernando. Para mirar el pantano tengo que agarrarme a uno de los postes amarillos para no caer. Mientras miro al vacío, pienso si Chivite sabrá que existe ese sitio. Los amigos del trabajo de Alberto vuelven de jugar un partido. Dicen que nos lo hemos perdido y que ha sido lo mejor del año. Alberto llega envuelto de una toalla, me señala a la cabeza y se ríe. En la sombra que proyecto veo que llevo una toalla como turbante y sobre el turbante un ratón con el rabo muy largo.