secta y habitación de hotel

domingo, 26 diciembre 2010. Dos filas, una de hombres y otra de mujeres, cruzan la calle hacia un edificio enorme con pinta de paraninfo. Van de la mano y vestidos de azul marino. Veo a Alberto entre ellos, intento acercarme para preguntarle qué hace ahí. Alguien me explica que son de una secta. En el paraninfo los esperan unos hombres con traje y corbata, todos de azul marino. Hay muchos niños. Reparten entre los curiosos caramelos y octavillas. Me siento entre el público. Pienso que Alberto se está haciendo pasar por uno de ellos para estudiarlos.
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Estoy en una habitación de hotel. Miro el reloj y pienso que hace demasiado que no recibo ningún mail de Juan. En ese momento aparecen en la tele varios mails suyos, con fotos, donde se le ve subido a una escalera pintando paredes y techos.
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Entro en un edificio en el que parece hay un congreso. No hay nadie en las salas de ponencia, todos están en el bar. En las mesas sólo hay fruta y yo quiero un café. Un camarero me dice que la máquina de café está al otro lado de la calle. Intento cruzar, pero hay tanto tráfico que me siento en el bordillo de la acera a esperar que cambie el semáforo. Una chica me roba el bolso. Pienso que no podrá ir muy lejos porque pesa mucho. La chica lo lanza por encima de una tapia.