miércoles, 19 enero 2011. Un tipo (al que no conozco y ya he soñado con él varias veces) me habla mientras yo intento que no se me note que lo que en realidad me interesa es encontrar una piedra bonita. Me habla, y sin dejar de mirarlo a los ojos y asentir, me saco un zapato ayudándome con el otro y rebusco con el pie una buena piedra. Una chica quiere captar su atención. Se desnuda, se tumba sobre una toalla y se retuerce. El tipo se ríe y, sin hacerle caso, sigue hablándome. Le doy una palmada en el hombro a modo de despedida y le deseo suerte. Me alejo por la playa. La playa comienza a convertirse en un descampado. Unos niños vienen de vuelta y aprovecho para caminar con ellos. Uno me dice que la marca de mis zapatillas se ha borrado. Es que no son de marca, le digo. Al llegar al lugar donde antes estaba hablando con el tipo, los veo, a la chica y a él, arreglados para una fiesta. Él se para, dice que tenemos que hablar. La chica tira de él. El tipo dice que sea va esa misma noche, yo me encojo de hombros mientras la chica sigue tirando de él, cada vez más violentamente. Él se deshace de la chica, se acerca a mí, no dice nada. Ya te escribiré, le digo. Después miro al suelo para no pisar nada extraño, todavía voy descalza de un pie, y veo trozos de queso fundido.