miércoles, 5 enero 2011. Me muevo por un parque como si llevara ruedas. Voy pasando por una fila de madres con sus hijos. De repente un niño corre hacia mí. Mamá, grita. Todas las madres me miran, me reprochan que no cuide de él, que lo deje correr solo por ahí. Les explico que yo no soy su madre, que ni siquiera tengo hijos. Pregunten a mi marido, les digo. Sólo somos amigos, dice Alberto. La mujeres me miran con recelo y aprietan a sus hijos contra ellas. Hugo, Ann y Paul, los hijos de mi amiga Salud, aparecen con el niño en los brazos. Quiere quedarse a vivir con nosotros, dicen.