miércoles, 16 febrero 2011. Salgo del dormitorio de mi abuela. En el cuarto de estar están sentados en fila, como si fuesen en autobús, los poetas José Luis Gallero y Nacho Fernández. Están mirando hacia la tele, pero la tele está apagada. Mi abuela dice que tengo el pelo demasiado largo. Me fijo en que, efectivamente, me llega a la cintura. No entiendo cómo ha podido crecerme tanto en una noche. Una de mis tías se ofrece a cortármelo. Gallero y Nacho aplauden la idea. Mi tía me corta el pelo a toda velocidad con unas tijeras enormes que más bien parecen de jardín.