more or less

domingo, 13 febrero 2011. Alberto me presenta a una chica extranjera muy joven. Se supone que yo me voy y ella se queda a vivir con él. Le voy enseñando la casa, cosas prácticas como dónde están los utensilios de cocina, la ropa blanca, y cosas así. Justo antes de marcharme, cojo unos marcapáginas y los corto en cuatro trozos idénticos. Y esto es todo, más o menos. La chica me mira sonriendo. More or less, le digo. La chica está tan contenta que da pequeños aplausos y mira a Alberto encantada.
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Estoy en el último cuarto de la que era la casa de mi abuela. Desde allí veo el pasillo oscuro y la puerta que daba al jardín. Por debajo de la puerta una ranura de luz. Me acerco muy despacio, me descalzo para no hacer ruido y miro por la ranura, a ver si hay alguien. Un gato maúlla. Abro la puerta y unos diez gatos pequeños se acercan, me olisquean los pies y se me agarran a los bajos del pantalón. Pienso que han tenido una buena idea, porque así puedo trasladarlos a todos a la vez hasta la cocina. En la cocina, con todos los gatos enganchados, busco leche y platos pequeños para que coman. Cuando les estoy poniendo de comer llega mi prima Elisa y dice que no pueden quedarse. Le explico que no es para siempre, que sólo les daré de comer unos días y después se irán. Ella, ere que erre, intenta espantarlos cada vez que se acercan a los platos, incluso se bebe la leche que ya les había puesto para evitar que ellos coman.