lunes, 21 febrero 2011. Voy con mis sobrinos a una piscina. Para llegar hay que bajar por una escala mal colocada en un túnel vertical. Para tener las manos libres tiro primero la toalla. Consigo bajar muy rápido. Las piscinas no son los que esperábamos, más bien parece un balneario de pueblo bastante abandonado. Unas mujeres miran el agua con los brazos cruzados. Dicen que el agua está caliente. Meto un pie. Más caliente que el agua de un río, les digo. Me miran mal. Mi sobrina se tira al agua si pensárselo mucho. De repente aparece todo el pueblo celebrando una fiesta, reparten caramelos. Los que más éxito tienen, hasta el punto de que todo el pueblo pelea por ellos, son unas bolas verdes con forma de melón.