hermès

viernes, 25 febrero 2011. Para pasar de una calle a otra sin tener que dar un rodeo, entro en una tienda muy lujosa. Bajo una escalera muy empinada. Según avanzo mi ropa va volviéndose, eso que llaman, elegante. Traje de chaqueta, tacones muy altos y joyas. Según bajo los escalones van desapareciendo bajos mis pies, se van haciendo más y más estrechos hasta el punto de tener que saltar el último tramo. Unas chicas con uniforme de Hermès aplauden, no sé bien si mi agilidad o mi indumentaria impecable. Salgo sin mirarlas, intentando que no noten lo avergonzada que me siento. Una vez en la calle noto que, a cada paso, la ropa empieza a quedarme cada vez más grande.