sábado, 1 marzo 2014. La casa está desordenada, ningún mueble en su sitio, incluso hay muebles que no reconozco. Sobre la cama hay un montón de ropa recién recogida del tendedero. me asomo cada cinco minutos desde la terraza para ver si llegan. Se supone que vienen a cenar cuatro amigos y todo está por hacer. Llaman, oigo que entran, salgo a saludar. Vienen más de cuatro, incluso compañeros de clase que no veo desde hace años y que han traído a alguien. Se van sentando ordenadamente en el pasillo, en sillas (que no sé de dónde han salido) pegadas a la pared, para dejar paso hacia la cocina. Me fijo en la luz del pasillo, es demasiado blanca. Me fijo en las paredes. Toda la casa está alicatada de baldosas muy blancas. No comprendo nada. Me despierto (dentro de un sueño) y le cuento a Alberto que he tenido una enorme pesadilla donde ocurría todo lo del sueño anterior. Miro a mi alrededor, hay muebles que no he visto nunca. Dudo si en realidad ha ocurrido.