miércoles, 27 septiembre 2017. Entro a una papelería y pido un boli Bic de cuatro colores de punta fina. Dos personas lo piden a la vez que yo. La dependienta apoya los brazos sobre el mostrador y la cabeza sobre los brazos, como si durmiera la siesta. Al cabo de un rato dice que volvamos al día siguiente, a las doce. Los tres le recalcamos que debe ser el boli antiguo, sin dibujos ni adornos. La chica casi se echa a llorar. Bueno, trae cualquiera y ya haré un apaño con uno gastado que tengo en casa, le digo para no agobiarla.