domingo, 10 septiembre 2017. Vamos con prisa, hay que cruzar la calle. No hay coches, pero los semáforos están a punto de cambiar. Según avanzamos la calle se hace más ancha. Mi sobrina Yasmina arrastra un cabo de lana amarilla. A mitad de la calle se acaba y cae hacia atrás. Le digo que la suelte, pero ella intenta seguir cruzando. Un hombre con mono azul se nos acerca, tira del cabo y arrastra la madeja entera que tiene las dimensiones una manguera. Nos regaña como si las dos fuésemos niñas.