wonderland

viernes, 1 septiembre 2017. Unos niños (se supone que son nuestros vecinos) le dicen a Alberto si quiere ir a su casa a ver un documental. Alberto me pregunta si ya habrán visto "Wonderland". Le digo que creo que los niños se referían a poner ellos uno y, además, "Wonderland" es una película. También, que vaya él, que prefiero irme a casa porque estoy agotada. Esa conversación ocurre en una calle de muros blancos tan estrecha que, mientras hablamos tenemos que caminar de lado. Al salir ya estamos en la casa de esos niños. La madre va vestida de saharaui, el niño me ofrece almendras recién fritas. Me gusta cómo brillan. La niña dice que las fríe ella según le enseñó su abuela, y señala a una señora que toma café.

La abuela se transforma en la tía de Alberto (aunque no se parece en nada). Está muy joven y muy maquillada. El tío de Alberto está a su lado y pasa las páginas de un álbum de fotos donde aparece él con sus amigos. Todos están muertos, qué bien lo pasábamos, dice. Le digo a Alberto que le haga una foto a su tía. Dice que no tiene cámara y desaparece muy triste.

En la tele están poniendo la serie "Modern family". Sofía Vergara lleva un cerdo entre los brazos como si fuera un bebé. Tiene el hocico rosa con dos rayas que parecen dibujadas con rotulador gordo. Vergara se quita la camiseta y en cada pezón tiene un hocico igual al del cerdito. Pienso que es una treta de los americanos para poder enseñar pezones sin que se vean.

Mi padre, en un rincón, baña a una niña en un bidé. Me sorprende lo bien que se maneja. Le acerco una toalla, la siento sobre mis rodillas, la seco con mucho cuidado. La niña llora y llama a su madre. ¿Quién es su madre?, le pregunto a  mi padre que, también se levanta muy triste, y desaparece. Llega mi sobrina Elena. ¿Es tuya?, le pregunto. Se encoge de hombros. Me veo reflejada en un cristal. Llevo una camiseta enorme, que no es mía, y se me transparenta un sujetador que tampoco es mío. Así no puedo salir a la calle, pienso.