martes, 27 octubre 2020. Mi padre ha fabricado un escritorio para el cuarto mi hermana. Me parece demasiado grande. Lo mido, llegará hasta la puerta y no podrá entrar. Se lo digo. ¡Eso es completamente imposible!, dice enfadadísimo.
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Se supone que nos hemos mudado. Me arreglo para salir, entro en el cuarto de baño. Combina baldosas amarillas y con otras de flores que me recuerdan a unas calcomanías que tenía de niña. Preferiría un baño más simple y moderno, pero me da pena cambiarlo. Desde la ventana se ve el patio del que fue mi colegio. De repente estoy sentada en sobre la grava del patio, mirando la que hora es mi casa desde abajo. Pienso en cómo era todo antes, pienso en quiénes vivían allí. Siento una tremenda tristeza.