domingo, 4 octubre 2020. Entro en lo que se supone es un museo de arte contemporáneo. Es enorme, sin paredes ni obras. La obra que se expone, se supone, es el suelo de hielo por el que me deslizo. Avanzo sin dificultad. Hay flechas bajo el hielo que se iluminan para indicar el camino. Alguien me sigue. Estoy completamente sola, pero sé que alguien me sigue.