miércoles, 7 diciembre 2022. Vamos detrás de un coche rojo y vamos muy cerca. Me extraña que Alberto se pegue tanto. Los dos coches se hacen uno, y el conductor del coche rojo ahora va de copiloto, yo detrás. Nadie al volante. De repente veo la escena desde fuera y desde arriba. Los dos coches que ya eran uno, chocan en una carretera estrecha que pasa por unas casas bajas. De un tercer coche, aparcado delante de lo que parece un almacén, sale un hombre con una escopeta y dispara al conductor/copiloto del coche rojo. Salgo del coche arrastrándome para que el hombre de la escopeta no me vea. En mi lenta huida, me encuentro a dos compañeras del colegio a las que no veo desde hace más de 40 años, Rosamari e Inma. Inma está igual de guapa y habla igual de lento que entonces. Recuerdo que me caía muy bien porque siempre sonreía, y parecía dulce y tranquila. Por romper el hielo, le pregunto si su camiseta es antigua (lleva un logo de una tienda que ya no existe). Dice que no, que las venden así, ya con rotos, para que parezcan usadas (me enseña el roto del cuello). Llegamos a lo que se parece nuestra clase de 3ºEGB, con puertas de madera en acordeón, para separar el grupo A del B. Alumnas compiten con alumnos en una especie de pelea de gallos. Las chicas bailan y cantan, los chicos solo cantan. Cristina Chaneta está en una especie de andamio, dice que suba, que haga de jurado. Una vez arriba, temo caerme, es todo muy inestable. Quiero irme de allí y bajo de un salto. Estoy harta de ser amable, le digo y me voy. No sé dónde ir. Llego a una zona que parece un bazar chino. Al entrar, unas luces de Navidad y una voz mecánica repite: ¡Prohibido entrar! Una chica china me dice que salga. Salgo, le pido disculpas. No sé dónde ir.