viajeros

viernes, 23 diciembre 2022. Se supone que estoy en un país del este. Voy por dentro de un edificio (parece una antigua iglesia) en un coche de madera muy rústico (las maderas con barbas, sin lijar siquiera; las ventanas sin cristal). Al fondo hay unos tipos entrenando con pistolas y dianas. Uno se me acerca y dice, con muy malos modos, que me vaya de allí. La palanca de marcha atrás está en el techo del coche. De repente estoy en una tienda muy cutre y busco algún souvenir para llevar a los amigos. Solo hay cosas rotas y polvorientas. Hasta los chicles parecen caducados y ni siquiera están escritos en su idioma (todo está en inglés). Veo unos marcapáginas. Este para Loli, le digo a Alberto. Alberto dice que si le llevo algo a Loli tendré que llevarle a todas las amigas. No importa, no pesan nada. Unas chicas se me acercan, quieren comprar tazas de recuerdo. les digo que compren regalos que no pesen y no se rompan porque tratan muy mal las maletas. Otra chica me habla en un idioma extraño (aunque la entiendo) y me dice que compre ropa, que eso no se rompe nunca. Me tiende un cuello de lana blanco con dibujos geométricos, hecho a mano, pero está usado y roto. Veo un neceser de plástico transparente con utensilios del siglo pasado. Pienso en si Javi se reiría al verlo o preferiría un bolígrafo de madera (seguramente seco) que parece un buril. Alberto y Salvatore están al fondo de la tienda tomando algo. me hacen señas para que me dé prisa. Decido no comprar nada. Total, al único que le gustaría algo de esa tienda sería a Andrés, pienso.