viernes, 19 abril 2024. Estoy con un grupo de personas en lo que parece una casa rural. Se entra directamente a la cocina y, nada más llegar, como si cada cual tuviera asignada una tarea, nos ponemos a trabajar. No reconozco a nadie, sólo a Juan Luis (un amigo al que no veo hace más de treinta años) y a Julio Iglesias Jr. La tarea de Julio es tener en los brazos un bebé. Al entrar, Juan Luis dice: ¡Hoy es mi cumpleaños! Mañana, le digo. Es esta noche a las doce, dice con ilusión. Me fijo en sus rizos y su cara de niño, y le prometo que haré una tarta para celebrarlo. Llaman a la puerta y aparece una pareja con niños. ¿¡Más!?, protesta Iglesias. Yo pongo la mesa. Solo hay un mantel de hule (me da repelús). Busco por todas partes uno de tela (nada). Todos se sientan a comer como si estuvieran hambrientos. La comida no son más que bolsas de aperitivos (patatas, gusanitos, conos...) con distintas salsas. Los miro comer. No sé qué hago allí.