viernes, 16 enero 2009. Camino hacia la playa por una calle peatonal de casas encaladas con puertas de madera pintadas de colores. En un cruce hay un móvil de Calder rodeado de cajas llenas de piedras. Pienso que alguien las ha puesto allí para mí. Busco entre todas una piedra verde, ya que nunca he visto una. Sin querer rompo el móvil. Una chica baja desde su balcón por una cuerda y lo arregla en un momento. Se vuelve a su casa sin decir nada. En ese momento me fijo y en cada ventana de cada casa hay una persona mirándome.