domingo, 6 septiembre 2009. Tengo en las manos, cada uno en una, a los muñecos de la Silvanian Family, el erizo César y el burro Manolito. Los muevo como si fueran marionetas, pero cuando los dejo sobre la mesa, veo que pueden moverse solos, se abrazan y hablan entre ellos. No es lo mismo ser amable que ser educado, dicen.
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Entro en una tintorería. La mujer del dueño va a darme un pijama que dejé para que le pusieran cremallera. El dueño, un tipo muy desagradable, pega a su mujer y me quita el pijama. Venga a recogerlo otro día, dice. Salgo de allí dispuesta de denunciarlo, pero mis pies tienen ruedas y me alejan de allí, sin que yo pueda evitarlo, a toda prisa.
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Entro en una tintorería. La mujer del dueño va a darme un pijama que dejé para que le pusieran cremallera. El dueño, un tipo muy desagradable, pega a su mujer y me quita el pijama. Venga a recogerlo otro día, dice. Salgo de allí dispuesta de denunciarlo, pero mis pies tienen ruedas y me alejan de allí, sin que yo pueda evitarlo, a toda prisa.