la gran ola

viernes, 2 octubre 2009. Por la ventana del dormitorio veo el mar. Hay tormenta. Unas olas enormes vienen a romper en los cristales. Es un espectáculo. En el momento en que una ola gigantesca va a llegar, mi suegra baja la persiana de un golpe. No quiero que se ensucien los cristales, dice. Me siento como un niño al que le hubieran apagado la tele.
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Mi suegra dice que quiere cambiar los cuadros del salón de sitio. Sobre el sofá ha colocado un retrato de su madre. Dice que no encuentra otro esté a su altura. Los demás a su lado son monigotadas. Me hace que cuelgue todos los demás, apiñados, detrás de la puerta.
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Mi abuela dice que no puedo irme sola tan tarde. Esperamos a mi tía Encarna sentadas al borde de la bañera. Lo que de verdad me preocupa es que sea de madrugada y mi tía ande sola por la calle.
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Alberto, Antonio Blanco y mi prima Elisa hablan con misterio en la terraza de un bar. Elisa dice que el próximo número de la revista será sobre parapsicología. Pienso que está de broma y le propongo que Blanco escriba un artículo. Blanco dice que sabe mucho sobre el tema. Alberto pide que regalen con ese número una película que no conozco Al parecer a todos les va mucho el tema. Yo no sé si están de broma o hablan en serio. Entre tanto, a Blanco se le cae al suelo una cajita envuelta en papel blanco con un lazo azul muy fino. Se la doy. Esperaba que e dijera lo que es, pero se la guarda en el bolsillo sin decir nada. Todo me parece muy sospechoso, hasta el punto de creer que en realidad no son ellos.