terraza clandestina

miércoles, 14 octubre 2009. Estoy en casa de mis padres, mi madre dice que Araceli, la vecina, está en el ascensor esperándome para ir al colegio. Tengo examen. La bolsa no está lista ni yo arreglada. Meto lo primero que veo sobre la mesa, un tenedor una revista una naranja. Corro hacia la calle pero Araceli ya se ha ido. Una chica con aspecto de lesbiana me hace un gesto y me acerco. Llegamos a una especie de baños termales. Pienso que debo ducharme e ir al examen. La chica me indica dónde está. La ducha es una manguera que sale de un cobertizo encalado. Por un ventanuco veo a Alberto y sus amigos disponiéndose a comer en una venta cercana. Intento darme prisa pero mi ropa está mojada. Me envuelvo en una toalla enorme y salgo de allí. Camino con prisa hacia Conde Ureña. Cuando por fin llego a lo que se supone que es el colegio, hay una zanja enorme por la que debo trepar. Alumnos que ya se van a sus casas me ayudan a subir. Busco mi clase para hacer el examen si todavía es posible. Están desmantelándola, unos obreros arrancan a tiras moqueta del suelo, las sillas están apiladas en un rincón como para hacer una hoguera con ellas.
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Un dibujante de cómics muy mayor, que se parece a Camilo de Ory, da una charla sobre su obra. Cuando termina, nadie se acerca a él. Alberto saca bricks de leche y se los pasan unos a otros como si fuesen litronas. En el suelo hay un gusano negro de plástico, se lo doy a Enrique Kb pensando que es suyo. Después todos salen de la sala como si nada. Le digo al dibujante si le ha gustado la experiencia. Me gusta más se bloguero, dice. Los amigos se han ido. Me siento a la puerta del centro a esperar al tipo porque me parece mal dejarlo solo. Me siento en un escalón junto a Daniel Verge. Le digo que me he enterado de que han hecho "La abeja Maya" en 3d y también quieren hacer "Heidi". Daniel hace un gesto con la mano como si espantara una mosca. Llega el dibujante y se sienta con nosotros. Le cuenta a Daniel exactamente lo mismo sobre Heidi y añade que va a desvelar quién era su padre. Daniel está entusiasmado con la noticia. Le reprocho que no se cree nada de lo que le cuento, igual que Alberto, sin embargo celebran la misma noticia en boca de otros. No os lo vais a creer, termino diciendo, pero yo conocí al padre de Heidi y siempre viste de amarillo.
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Estoy dormida, suena el timbre, oigo los pasos de mi suegra correr para abrir la puerta. Intento detenerla, pero tiene más fuerza que yo. Una planta del pasillo y que llega hasta el techo, mueve sus ramas para ayudarme empujando la puerta. Finalmente conseguimos que mi suegra no la abra. Me fijo entonces que junto a la puerta de entrada hay un trastero con una planchadora industrial, y al fondo una terraza enorme con el suelo verde de falso césped. Le pregunto a mi suegra por qué no me lo había dicho. Porque ahí no cabe ni un restaurante pequeño. Mientras tanto, llevo un despertador digital en la mano e intento ponerlo en hora, pero aparecen dibujos Pokemon en vez de números.