domingo, 25 octubre 2009. Mi madre ha preparado la mesa y convocado a toda la familia. Esperamos a mi hermana y su marido, han ido a examinarse del carnet de conducir. Me quedo en la cocina mezclando en una fuente arroz con verduras en un cuenco. Mi tía Mari dice que yo aposté que llovería y que mi hermana no haría el examen, y que he perdido. No digo nada. Dos niños muy pequeños llaman en ese momento a la puerta, mi tía les da un bombón a cada uno y se van solos en el ascensor. Pienso que es una locura, pero tampoco digo nada. En ese momento aparece mi hermana compungida, sale de debajo de la cama. Dice que como llovía no fue a examinarse y que se han gastado todo el dinero que tenían en un coche que no podrán usar. Se sienta a comer como si nada. Mi cuñado lleva una caja de cartón enorme en las manos, me la acerca para que vea lo que hay dentro. Hay un ratón minúsculo con una especie de pijama blanco. No sé si está muerto o dormido, pero no pregunto.