domingo, 28 febrero 2010. Mi hermana nos cuenta, a modo de queja, que le han ofrecido un trabajo en un tablao flamenco. Le han dicho que no hace falta que sepa bailar, sólo tiene que zapatear bien fuerte y sólo trabajará una noche por semana. El sueldo es desorbitado. Dice indignada que no piensa trabajar por la noche y se va a su cuarto. Mi madre le da la razón. Le digo a mi madre que debe convencerla, que nunca encontrará un trabajo mejor. Es un trabajo muy cansado y muy peligroso, dice mi madre. Como no quiero enfadarme, en vez de decirle lo que pienso, me pongo a hacer dibujos en la pared con un cuchillo. Mi hermana sale de su cuarto y me dice que no haga tanto ruido.