lunes, 12 abril 2010. Habitación de hotel, hay amigos durmiendo por el suelo y en butacas. Yo leo una revista a oscuras. En la revista hay una foto de una actriz antigua subida a un árbol. Blanco llega, se sienta en un sofá para dormir, pero antes le digo si sabe quién es la chica de la revista. Claro, tu actriz favorita, dice. Es el único que lo sabía, porque en el sueño consta que ya se lo pregunté a los demás y no tenían ni idea. De repente me siento tan feliz de que Blanco sepa la respuesta, que me tumbo en la moqueta a dormir, por fin.
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Estoy viviendo con una familia numerosa, todos los días hacen fiestas. Van vestidos estilo "La casa de la pradera". Cuando uno de ellos grita ¡Que viene el Landlord!, me esconden en un armario de puestas correderas. Alguien abre el armario y el hombre puede ver mi reflejo en el un espejo. Me tiro al suelo, intento esconderme detrás de unas botas enormes de charol.
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Barro el pasillo y la cocina de la casa de mis padres. Todo está lleno de confeti y serpentinas. Mi hermana discute con mi cuñado por una tontería. Él no dice nada, nos mira a los demás buscando ayuda. Le digo que no se preocupe, que ya debería estar acostumbrado a que mi hermana le eche la culpa de todo. Al tirar lo el confeti a la basura se convierte en trozos de revistas del corazón.
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Una mujer dibuja el plano de su casa en papel cebolla. Le pregunto si su casa es la que queda justo enfrente de la playa, sostenida por unas columnas. Dice que sí agachando la cabeza. Le digo que no se avergüence, que yo misma quise comprar esa casa, que es la casa más bonita de toda la ciudad. ¿Y al final es verdad que en ella viven fantasmas?, le pregunto.
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Estoy viviendo con una familia numerosa, todos los días hacen fiestas. Van vestidos estilo "La casa de la pradera". Cuando uno de ellos grita ¡Que viene el Landlord!, me esconden en un armario de puestas correderas. Alguien abre el armario y el hombre puede ver mi reflejo en el un espejo. Me tiro al suelo, intento esconderme detrás de unas botas enormes de charol.
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Barro el pasillo y la cocina de la casa de mis padres. Todo está lleno de confeti y serpentinas. Mi hermana discute con mi cuñado por una tontería. Él no dice nada, nos mira a los demás buscando ayuda. Le digo que no se preocupe, que ya debería estar acostumbrado a que mi hermana le eche la culpa de todo. Al tirar lo el confeti a la basura se convierte en trozos de revistas del corazón.
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Una mujer dibuja el plano de su casa en papel cebolla. Le pregunto si su casa es la que queda justo enfrente de la playa, sostenida por unas columnas. Dice que sí agachando la cabeza. Le digo que no se avergüence, que yo misma quise comprar esa casa, que es la casa más bonita de toda la ciudad. ¿Y al final es verdad que en ella viven fantasmas?, le pregunto.