lunes, 20 junio 2011. Hay fiestas en todos los bares y mucha gente de un lado a otro. Todo el mundo va cargado de bebidas. Andrés se me acerca de vez en cuando y me pregunta si quiero beber algo. Siempre le digo que no. No sé qué hago allí entre tanta gente que no conozco. Veo comida en tápers, sobre todo purés y salsa de tomate. Pienso que con el calor se estropearán. También hay paquetes de magdalenas. Busco un congelador. Mañana es el último examen de matemáticas, me dice un tipo cargado de libros. Yo voy cargada con tápers y siento una vergüenza enorme. Andrés llega con otro vaso, me pregunta si quiero beber algo y me enseña una perla que ha encontrado en el suelo. Dime si es buena, dice. La raspo suavemente con los dientes. Resbala, no es buena, le digo. Una chica rubia que va con él me dice que no tengo ni idea, se ríe. Quiero decirle que estudié gemología y diseño de joyas, pero no le digo nada y me alejo para cruzar la calle. No hay coches, pero cada vez que intento poner el pie en el asfalto aparecen.