sábado, 4 junio 2011. Mi madre y yo llevamos a mi padre agarrado cada una de un brazo. Él va perdiendo fuerza hasta que tenemos que arrastrarlo. Lo tumbo en el suelo, lo aprieto contra mi cuerpo, le digo que lo quiero, lloro. Tenías que haber aguantado y morir en casa, no en la calle, le digo.