martes, 28 junio 2011. Salgo de casa con mi madre. Lleva un vestido que no parece suyo, de flores liberty enormes, hasta los pies. Pienso que es raro que no se haya arreglado. Pues tú vas descalza, me echa en cara como si pudiera leerme el pensamiento. Llegamos a una tetería. Todo esto parece cosa tuya, dice. Es verdad, los manteles y los cuadros parecen míos. Mi madre pide un té. La camarera le explica que ya no son tetería, que tuvieron que cerrar, que ahora son restaurante. Los vecinos protestaban porque poníamos La Internacional. Me fijo en el cartel, pone "Tetería roja" y han tachado roja de mala gana. Mi madre se alegra y agita los cubiertos. Me gustaría comer una tapa de esas porquerías verdes, dice. Pienso que la chica se molestará, pero le trae sonriente una cazuelita de habas con jamón. No tengo hambre, no sé qué beber. Varias personas se acercan y me dicen a la vez qué debo pedir. Unos dicen tónica, otros Bitter Kas. Me va a explotar la cabeza. Al fondo del bar veo a Penélope Cruz tumbada en un sillón, lleva un vestido largo. Le pregunto si no es muy raro volver a los sitios de siempre, si la gente a trata igual. Se ríe. Le digo que ayer mismo la vi en una revista junto a Woody Allen y que no sé si debería llamarle Doña. Se ríe muy fuerte, pienso que está actuando.