jueves, 4 agosto 2011. La casa está vacía, sólo hay algunos muebles que no reconozco. En el despacho hay una mesa de comedor enorme y un sillón sin brazos. La luz es preciosa. Pienso que me gustaría sentarme allí y dejar que pasara el tiempo. Al tocar la mesa, las patas se doblan y la mesa se enrolla sola. Ahora parece una tienda de campaña sobre el suelo. Trato de armarla de nuevo, pero no hay madera, sólo anillas de plástico y madejas de hilo.