sábado, 31 diciembre 2011. Se supone que Isabel es la hermana de mi cuñado y que vive en casa de mis padres. Mi madre me lleva al que era mi cuarto y me cuenta con mucho misterio que, cuando se vayan de casa, va a regalarle a Isabel su vestido azul. El de las ondas blancas sobre el pecho, dice. Y si yo muero antes de que ellos se vayan, lo he dejado escrito en el testamento. Me madre se echa a llorar. No sé bien si llora porque le apena morirse o poruqe ya no aguanta más que mi hermana, su marido e Isabel vivan en su casa. La consuelo, la abrazo. No le digo que el vestido azul de las ondas blancas sobre el pecho era mío, de cuando tenía cinco años,y es imposibe que le quede bien a Isabel.
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Voy por una especie de descampado o desierto de cal muy blanco. Unos cien metros delante de mí distingo a Cantos. Va haciendo footing. Le doy una voz, se para y se gira, pero sigue dando saltitos. Cuando llego a su altura me pongo a correr a su lado. Mientras avanzamos, le digo que me parece admirable que siga saleindo a correr cada día. De repente aparece delante de nosotros, suspendido en el aire, un cubo irregular enorme y blanco (igual a una escultura que vi ayer en la exposición de Giacometti). Cantos sube de un salto y yo le sigo. Hace abdominales y ejercicios de suelo, pienso que caeremos poruqe el cubo es inestable. Caigo. La caída dura unos largos segundos y me da tiempo a pensar que voy a morir. Justo antes de llegar al suelo, me digo: No quiero morirme ahora. Y caigo suavemente sobre la tierra blanca.
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Voy por una especie de descampado o desierto de cal muy blanco. Unos cien metros delante de mí distingo a Cantos. Va haciendo footing. Le doy una voz, se para y se gira, pero sigue dando saltitos. Cuando llego a su altura me pongo a correr a su lado. Mientras avanzamos, le digo que me parece admirable que siga saleindo a correr cada día. De repente aparece delante de nosotros, suspendido en el aire, un cubo irregular enorme y blanco (igual a una escultura que vi ayer en la exposición de Giacometti). Cantos sube de un salto y yo le sigo. Hace abdominales y ejercicios de suelo, pienso que caeremos poruqe el cubo es inestable. Caigo. La caída dura unos largos segundos y me da tiempo a pensar que voy a morir. Justo antes de llegar al suelo, me digo: No quiero morirme ahora. Y caigo suavemente sobre la tierra blanca.