lunes, 19 diciembre 2011. Estoy en lo que parece una fiesta en el campo. Todo el mundo lleva jerseys de lana gorda hechos a mano. Me voy encontrando a algunos amigos: Ferran lleva un jersey precioso de lana color huso, lo señala orgulloso al verme. También Carmen y Enrique. Me acerco a Sonia, la abrazo, le acaricio la barriga con cuidado. Tenía tantas ganas de conocer a tu hijo, le digo. El embarazo se le nota mucho, lleva una falda de cuadros igual a la mía, nos reímos. Al cabo de un rato, Antonio dice que sería mejor que nos marcháramos. Alberto, Antonio y yo llegamos a un parking de globos enormes. Cada uno se sube a uno, y moviéndo los pies como si estuviéramos en un circo, volvemos por un camino de tierra muy oscuro. Le digo a Antonio que se fije en el polvo que levanta mi globo para no perderse. Vamos muy rápido. Al desembocar en la Plaza del Hospital Noble, Alberto y Antonio saltan de sus enormes globos a una especie de tranvía agarrándose a una barra lateral. Desaparecen. Intento cruzar la plaza, pero han borrado los pasos de cebra y no estoy segura de si un globo es un vehículo o debo circular por la acera o por el cril bici. Consigo llegar al Paseo de los Curas, ya me queda poco para llegar a casa, pero noto que el globo es cada vez es más pequeño. No sé si me dará tiempo.