jueves, 15 diciembre 2011. Voy con un grupo por la calle. Me dicen que los guíe hacia el hotel donde nos alojamos porque hay una lectura de poemas. Alguien me dice que yo leo esa noche, que me dé prisa. No sé de qué me habla, pero intento encontrar el camino de vuelta. La calle se ha llenado de gente de repente y entorpecen el camino. Unos niños hacen carreras con un globo sobre sus cabezas, en las aceras la gente se arremolina alrededor de unas momias de monjas. Dicen que si las tocas te curas. Todo me parece de locos. Llego a un faro junto a un río seco. Le pregunto a un tipo si estoy en Tenerife. Se ríe. Le digo a alguien del grupo que no puedo más, que estoy muy cansada, que no pienso seguir.