jueves, 9 febrero 2012. Dos chicas intentan cortarme el pelo. Una me pregunta si tengo Coca-cola y la otra si iré a la cena que está organizando. La Coca-cola la quiere para mojarme el pelo. No sé de qué cena me habla. A mi al rededor hay un caos de gente que va y que viene. Pienso que el pelo me quedará fatal, pero estoy tan cansada que no soy capaz de marcharme. Cierro los ojos.
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Alguien sale de casa de mis padres con una maleta enorme. Le pregunto dónde va. Dice que estará fuera quince meses y visitará quince ciudades. Le pregunto por qué no me lo ha dicho con tiempo. No responde. Quiero verle la cara, pero la esconde. ¡Te odio, no vuelvas!, le grito. Me siento agotada, me sostengo en el marco de la puerta.
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Alguien sale de casa de mis padres con una maleta enorme. Le pregunto dónde va. Dice que estará fuera quince meses y visitará quince ciudades. Le pregunto por qué no me lo ha dicho con tiempo. No responde. Quiero verle la cara, pero la esconde. ¡Te odio, no vuelvas!, le grito. Me siento agotada, me sostengo en el marco de la puerta.