domingo, 5 febrero 2012. Ángeles acaba de llegar de viaje y quiere enseñarme sus nuevas cobayas. He tirado las jaulas, esta vez las voy a dejar sueltas por el jardín, dice. Hay más de veinte haciendo agujeros y comiéndose las plantas. No parecen cobayas, se parecen más a unos topillos que vi en un documental sobre el volcán Santa Helena. Cuando Ángeles no mira, los topillos se ponen en pie y me saludan con las patas delanteras, otros se mimetizan con lo que tienen detrás. Algunos, incluso, se vuelven de rayas o lunares de colores. Cuando ella los mira vuelven a ser topillos grises normales.