jueves, 31 diciembre 2009. Veo un platillo volante en el cielo. Más bien es una cafetera volante. La digo a Muñoz Quintana que corra, que yo me encargaré de él.
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Alberto y yo nos sentamos en una terraza. Me pregunta si quiero tomar el mismo vino que el otro día. No soporto los blancos. La camarera me oye y me guiña. Llegan desconocidos que se sientan a nuestra mesa, hablan de lo aburridos que son los domingos. Alberto trata de convencer a una chica de que hay que llevarse bien con todo el mundo. Les digo que a veces es mejor librarse de algunas personas que nos fastidian. Me miran mal. Pasa una manifestación a favor de la familia. Comienza a llover y corren a refugiarse en una iglesia. Id con vuestras familias en vez de estar en la calle, le grito.
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Alberto y yo nos sentamos en una terraza. Me pregunta si quiero tomar el mismo vino que el otro día. No soporto los blancos. La camarera me oye y me guiña. Llegan desconocidos que se sientan a nuestra mesa, hablan de lo aburridos que son los domingos. Alberto trata de convencer a una chica de que hay que llevarse bien con todo el mundo. Les digo que a veces es mejor librarse de algunas personas que nos fastidian. Me miran mal. Pasa una manifestación a favor de la familia. Comienza a llover y corren a refugiarse en una iglesia. Id con vuestras familias en vez de estar en la calle, le grito.