martes, 22 diciembre 2009. Llego a la casa de mi abuelo. Todo está igual. Debo arreglarme, pero hay espejos. Quiero hacer un plano de la casa porque tengo la sensación de que van a derribarla y acabaré olvidando la distribución de las habitaciones. Quiero oler los armarios, quiero mirarlo todo detenidamente, pero siento una urgencia enorme. Tengo que arreglarme y marcharme porque me están esperando.