las manos de beckett

jueves, 23 diciembre 2009. Tengo mucho frío, me froto las manos y entro en un bar a tomar un café. Unas manos huesudas me lo sirven sin que yo haya llegado a pedirlo. Pienso que son las manos de Beckett. Le miro inmediatamente a la cara, pero no es él, es el escritor Chivite. Ya sé que lo tomas sin azúcar, dice.
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Atencia, amigo de Alberto, nos espera con su hermano en una plaza desangelada. Su hermano es muy pequeño. Tienen mucha prisa, dice que nos va a enseñar una cafetería que ha descubierto en un primer piso. Según vamos pasando por delante de unas tiendas, las persianas metálicas se abren. Subimos a la cafetería, pero lo que hay es un parking. Rápido, al coche, dice. Tened cuidado, dice el hermano, no vayáis a pisar a las cucarachas.
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Alberto quiere que lo acompañe a bajar unas mantas a un sótano. abre una puerta y dentro de una habitación minúscula hay una chica. Es mi mujer, dice. Les dejamos las mantas y nos vamos.