viernes, 4 diciembre 2009. La casa de mi abuela es un caos. alguien ha dejado un váter en la cocina, algunas puertas han sido sustituidas por cortinas. El jardín está cubierto de fotos antiguas de la familia, que pisan sin preocuparse. Mi padre lee en alto una columna de opinión que ha escrito para un periódico mientras mi madre le pregunta si le gusta su blusa nueva. Mi tía dice que me regala uno de sus anillos, pero cuando me lo da, veo que ha sustituido la esmeralda por una piedra plana y opaca. El anillo se parte en mi mano. Dice que con las piedras que le ha quitado mandará hacerse otro. No aguanto ni un momento más allí. Alguien ha separado el mueble de la pared y lo ha colocado en mitad del recibidor. No sé cómo salir de la casa. Al mueble le han arrancado las puertas. e fijo e que está lleno de libros, mis libros, los que creí que había perdido. Intento guardar algunos en la maleta para llevármelos, pero pesan demasiado. Afuera, mi hermana ha atado una cuerda a una loncha de jamón e intenta cazar lagartijas. Sólo deseo salir de allí.