martes, 12 enero 2010. Un tipo dibuja con los pulgares sobre una pizarra. Cualquier trazo se convierte en un dibujo animado. Le pregunto si podría pasarme los pulgares por la cara y borrarme las pecas. Empieza por mi frente. Noto cómo se me va llenando de aceite, incluso el pelo. Le digo que no siga. Entro al cuarto de baño e intento librarse del aceite. Oigo cómo mi padre me llama para comer. Cuando salgo, el tipo me da un estuche infantil para guardar los lápices, pero no hay nada. Mira bien, dice. Entre las costuras hay varias larvas. Las dejo caer al suelo, parecen muertas. Si tienes paciencia se convertirán en mariposas, dice. Las miro muertas en el suelo.