domingo, 14 marzo 2010. Un niño llega a casa y me dice que viene a por un milagro pequeño. Le digo a un tipo que hay en la terraza que bautice al niño. Pero con muy poca agua, le advierto señalándolo con el dedo. El tipo se lo lleva de la mano, le pregunta si ha comido algo. Comí queso, responde. Al cabo de un rato oigo a lo lejos llorar al niño, se queja de que el agua está muy fría.