sábado, 29 mayo 2010. Entro al cuarto de baño de la casa de mis padres con la intención de medir un mueble para cambiárselo por otro y darles así una sorpresa, pero el mueble ya no está. En su lugar hay dos lámparas años 30 atornilladas a la pared. Mi madre me dice a través de la puerta que recupera la memoria cada vez que entra al cuarto de baño y que me fije si a mí me pasa lo mismo. Pero yo estoy más pendiente de los charcos de agua y de los espejos rotos que hay en el suelo.