quniela horizontal y novias abandonadas

martes, 11 mayo 2010. Joaquín Reyes y yo estamos en la última fila de un cine. Saca una quiniela. Ésta toca seguro, dice. Rellena el boleto en horizontal. Cuando noto que lo miro extrañada, dice, que así le sobra espacio para dibujar.
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Veo una escena en la que un tipo entra, cada treinta segundos, en una boca de metro con una chica diferente vestida de novia. Al parecer son secuencias de su vida. Todo un pueblo se ha reunido en un cine de verano, al cabo de los años, para pedirle explicaciones. Todas las chicas que plantó en el altar están con sus ramos de flores entre el público. Ellas están igual de jóvenes, se las ve muy felices. Él es un anciano, mal vestido, que arrastra los pies al andar. Entra en la sala por delante, justo al lado de la pantalla donde proyectan su vida. Sin llegar siquiera a la primera fila, y sin mirar a nadie, se da la vuelta y se marcha. Yo, desde el fondo de la sala, me alegro de su decisión.