caribe

sábado, 26 junio 2010. Estoy arrodillada limpiando el suelo de la cocina con un papel mojado. Mi cuñado me interrumpe cada dos por tres, para decirme que ha escondido mi ropa y no podré marcharme. No le hago caso y sigo ordenando la cocina. Al final no me has contado por qué te divorciaste, dice mi madre. No lo sé, le digo. Ella mira por la ventana, y aunque sólo puede verse el cielo, dice que el autobús está bajando la calle y voy a perderlo. Ella puede oírlo, dice mi cuñado. Pienso que sí, que quizá sería mejor marcharme de una vez. Busco mi ropa debajo de los muebles. Mi padre está desnudo en el sofá. Pienso que también le han escondido la ropa y por eso sigue allí. ¿Entonces te has divorciado?, pregunta mi padre. Qué va, le respondo. Vaya, por un momento pensé que alguien había hecho lo correcto en esta casa. Uno no puede escapar de lo que es aunque se vaya al Caribe, dice. Estoy completamente de cuerdo, le digo y encuentro una bata de casa y una corbata sobre la cama. Pienso que se será suficiente.