viernes, 16 julio 2010. Me pica la mano. Me la miro detenidamente y observo cómo cada dedo va convirtiéndose en una cría de gato. Tengo en la mano cinco gatos que hay que alimentar, pienso. Por probar, sacudo la mano derecha y la miro esperando el milagro. Efectivamente, cada dedo se transforma en un diminuto biberón. Junto las dos manos y los cinco gatos beben leche de los cinco biberones.