avestruz

jueves, 1 mayo 2011. En la casa de mi abuela se ha colado un avestruz. Entro en la cocina y cierro la puerta. El avestruz pica en los cristales. Antes de que pueda romperlos, mi madre le pega en la cabeza con un libro de cocina. Dice que hay que deshacerse del cuerpo. Pretende cocinarla. Llegamos al paseo marítimo, dice que haremos una hoguera en la playa. Mi hermana es una niña muy pequeña, dice que tiene frío, pero al ir a ponerle la rebeca, veo que mi madre la ha usado para transportar la salsa. La playa tiene una terraza superior desde donde se ve la orilla. Hay gente joven bañándose, todos van vestidos y usan como colchonetas unas maletas modelo años 70 en diferentes colores. El agua está limpia, completamente transparente, debajo se ven piedras enormes preciosas. Tan enormes que no podré llevarme ninguna, pienso. También hay unas chicas haciendo que bailan. Me fijo en una rubia que lo hace muy mal. Está imitando a Shakira, dice alguien. Me voy asqueada. Están estropeando el paisaje, pienso. Busco el servicio en una casa que hay pegada a la terraza. Me encierro y digo mirando al espejo: Deseo que la chica rubia se muera. Cuando salgo, pienso que si alguien me pregunta si alguna vez le he deseado la muerte a alguien ya no podré decir que no.