martes, 3 mayo 2011. Alberto y yo vamos por un camino de tierra entre árboles. Tengo tos y estoy muy cansada. Ya queda menos, dice, ahora viene lo mejor. El camino acaba y comienza una pared vertical de barro. Avanzamos hundiendo los pies y las manos para no caer. No es muy agradable, la pared está muy fría. Emilio y David aparecen de repente, nos dan la bienvenida. Me extraña que el barro no nos haya manchado. David se ríe y, como si pudiera leer mis pensamientos, me explica que era barro mezclado con mermelada de grosellas. Se le ve muy contento. Lleva bermudas de flores, chanclas y su sombrero. Baila mientras camina, aunque no hay música. ¿Qué has bebido?, le pregunto. La fiesta empieza ahora, dice, acabo de llegar y me voy mañana. Llegamos a una fiesta en los bajos de un edificio. Entre el ruido intento mirar el correo. Hay varios mails de Caína con enlaces a páginas de ropa para mascotas. También hay uno de Jota, donde me dice que siente haber desaparecido sin despedirse. Es un mail muy largo donde me resume los últimos trece años de su vida.