martes, 10 mayo 2011. Voy por la calle tarareando una canción cuando me cruzo con Daniel. Me dice que tengo que escuchar otro tipo de música. Mientras el paisaje que tenemos delante va cambiando como si estuviera proyectado, le explico que es lo mismo que cuando estás triste y abres la ventana, y hace sol. Ese sol está muy bien, pero no acompaña nada: para los días tristes, mejor paisajes nevados, le digo. Estamos sentados delante de un paisaje nevado y me acaricia la pierna para consolarme. Se levanta y pone un cedé de Micah P. Hinson. Delante de nosotros hay una especie de cubeta enorme. En un descuido, cuando Daniel no me ve, me tiro al agua y me dejo hundir.