domingo, 8 febrero 2009. Una librería que parece un garaje. O al revés. Cuando voy a pagar me doy cuenta de que llevo cinco libros de Vonnegut que ya tengo y un diccionario de personajes mitológicos que no me interesa nada, pero me da apuro decirle a la chica que no los quiero. Una compañera del colegio, con la que nunca tuve amistad, se me acerca muy cariñosa y me pide el teléfono para poder quedar. Me da un boli pero no pinta, me da un lápiz que se parte al intentar escribir, me da otro lápiz al que le sale la mina ardiendo. No está de dios, le digo. ¿Llevamos 300 años sin vernos y no quieres quedar?, dice. Un chico muy joven se me acerca y me dice al oído: Chivite llega el miércoles. Me pregunto si también por él habrán pasado 300 años.