lunes, 30 enero 2012. Voy con Sofía y algunas de sus amigas por las calles de lo que parece un pueblo de calles encaladas. Hay una fuente muy rústica que sale de la pared. Las chicas beben como locas porque dicen que les traerá suerte. También llenan unos cuencos de barro para ir bebiendo por el camino. De repente, a la carrera, aparece su padre, y le hace un placaje a una de las chicas. Los dos caen a la acera. Recuerda esta frase: Todas llevaban cuencos y eso era bueno, dice. Lo miro asombrada.