jueves, 29 mayo 2008. Me mandan pintar una cartera de rojo. Al principio lo hago con mucho esmero. Al cabo de un rato, doy brochazos grandes. La cartera tiene dos cortinas y, en el lugar de la cremallera veo lomos de libros de la editorial Alianza. Los pinto también de rojo. Mientras pinto, van sucediéndose épocas. Empecé a pintarla en el siglo XVIII y ahora estoy en el XXI, en la habitación de mi hermana. Mientras pinto, mi hermana lee en voz alta, como una autómata, la lista de la compra. Mi prima Cristina entra en ese momento, se sienta mi lado y dice que está harta de que todo el mundo crea que no sabe hacer nada. Mi madre también entra y me quita la cartera de las manos. Le pregunto si hay aguarrás. No dice nada, se ríe.