jueves, 22 mayo 2008. Yasmina, mi sobrina-nieta, está asomada a una ventana de un edificio de ladrillos. Le digo que no se mueva. Trepo por la fachada como Spiderman. Ella me echa los brazos. Una vez a salvo, la tumbo en la cama para cambiarle los pañales. No me he podido aguantar, me dice. Me sorprende que sepa hablar de repente. Entra Antonio Muñoz Quintana y le cuento que la niña ha dicho sus primeras palabras. Dile a Antonio que lo quieres mucho. La niña lo dice. Antonio se enfada muchísimo. El erizo César, que está encima de la mesa, me dice, Yo también sé hablar.